El núcleo urbano aparece encaramado sobre unas peñas “como un nido de águila”, conservando, al igual que en su anejo, un buen ejemplo de la arquitectura vernácula compuesta por un conjunto urbano escalonado de calles estrechas que albergan viviendas hechas con materiales tradicionales (lastras de pizarra y techos de launa) y con gran profusión de plantas y flores en sus fachadas y balcones.
Entre estas edificaciones, que alcanzan diferentes alturas, se sitúan los típicos “tinaos”, pasarelas que comunican distintas casas al nivel de los pisos superiores. Cuenta con una iglesia parroquial reconstruida en 1.594, destacando también la pequeña ermita de Notáez, construida sobre una antigua mezquita árabe. Goza de un entorno con espléndidas vistas y un clima agradable.